El discurso del entrenador

Los entrenadores son los ejes de cualquier proyecto, al fin y al cabo todo acaba en una cancha, día a día, debiendo ilusionar, enganchando, haciendo que ellos vean que el primer ilusionado en esto es su entrenador.

Cualquier entrenamiento es especial, debe ser único y no caer en las redes de lo fácil, porque para ser entrenador, igual que le pedimos a los chavales, debe haber un alto grado de autogestión, porque sino no se es entrenador.

Un entrenador debe estar muy motivado por la enseñanza, la contemple como la contemple, (no es lo más importante) no puede ser un sujeto pasivo que deja pasar el tiempo y mira la hora, llega justo y se va más justo todavía.

Para ello, tiene que tener un modo de ver el juego, de entender las actitudes., las formas que deben ser corregidas o reforzadas, sin esto, uno no es entrenador.

Para entrenar, hay que situarse en unas líneas básicas, trabajar la comunicación, trabajar el liderazgo, poseer  un discurso que te hace conocerte y que te reconozcan, y no creer que uno está en  un escalón que él sólo se atribuye.

Los entrenadores cambian a los jugadores, los llevan hacia su lado, modelan sus actitudes, o al menos hacen todo lo posible para que esto sea así, pasar por alto las cosas, o no entender que lo normal es que haya situaciones problema o dar por sentado que no van a ver dificultades, es falta de entender una realidad que va a ser difícil, por intromisión de padres, chicos poco adheridos al deporte, o “entrenadores” sin discurso.

¿Qué es el discurso de un entrenador?

Todo lo que expresa emociones, que va más allá de palabras técnicas, que hace sentir a la gente participe de algo especial, que si es capaz de conseguirlo la recompensa va a ser muy grande.

Cuando no hay discurso, todo se vuelve rutinario, no hay palabras con énfasis, todo forma parte de una lectura con contenido pero sin emoción, cualquiera podría escribir ese libro.

Los entrenadores son una raza diferente, que disfrutan de lo que ven, porque en un sentido o en otro, hay un reto o hay una satisfacción, que debe ser reforzada en su justa medida, porque en el deporte el único camino se llama superación y estilo.

Mi manera es el trabajo, el ejemplo de  mi día a día, mi forma de vivir mi baloncesto, mi manera de hablar a los chavales y  retarlos.